Luarca-Cartavio

La etapa de hoy tiene un perfil con desniveles mas acusados que las anteriores, especialmente en el primer tramo, en el que hay que ascender desde Luarca, a nivel del mar, hasta los aproximadamente 180 metros de altitud de Otur, en una longitud de apenas 6 km.

 

A partir de aquí  se inicia la bajada hasta Piñera y después ya el perfil, con los consabidos altibajos,  es menos accidentado.

 

Discurre la etapa de hoy por tres municipios de la hermosa costa occidental asturiana. Recorre primero parte del de Valdés, atraviesa a continuación en su totalidad el de Navia y por fin el de Coaña.

Luarca, conocida por sus atractivos turísticos, como la “Villa Blanca de la Costa Verde”, es la capital del concejo de Valdés. Alfonso X le concedió Carta Puebla en el año 1270 y ya en aquellos años finales del siglo XIII, sus pobladores gozaban fama de buenos marinos y expertos pescadores de ballenas.

La villa fue creciendo a ambas orillas del río Negro, que serpentea entre las dos colinas sobre las que se fueron asentando sus antiguos barrios de Cambaral y Pescadería.

La iglesia parroquial, situada muy cerca del abrigado puerto, está dedicada a Santa Eulalia. Fue derribada en 1879 y edificada de nuevo sobre el mismo solar. Frente a la iglesia hubo un importante hospital de peregrinos, fundado por Alfonso González Rico en el año 1440.

En la actualidad el albergue de peregrinos se encuentra en la próxima localidad de Almunia.

 

El camino deja Luarca ascendiendo por la calle de La Peña en dirección a Taborcías, en la parroquia de Santiago de Arriba, donde se puede ver en la puerta del antiguo cementerio un dintel decorado en el que, sobre una espada  aparecen varias vieiras de peregrino.

En Villuir se alcanza la carretera N 634, que hay que cruzar para, sin perderla nunca de vista, seguir por pistas hasta Otur, villa que perteneció al monasterio de San Juan de Corias y donde hubo hasta finales del siglo XVIII un priorato de monjes benedictinos.

Otur se bordea por la parte alta, en busca de una carretera local que hay que cruzar, para alcanzar otra que marcha prácticamente paralela a la nacional, y salvar el río Barayo, que señala el límite con el concejo de Navia. A orillas del río se situaba la malatería de San Lázaro de Barayo.

Tras cruzar de nuevo la carretera y las vías del ferrocarril por un paso subterráneo, se llega en descenso a Villapedre, una parroquia más dedicada a Santiago, en cuyo templo se venera una imagen del Apóstol que perteneció al hospital de peregrinos de Luarca.

Pisando asfalto, se alcanza a continuación el pueblo  de Piñera, donde el pequeño templo parroquial , de época moderna,  está bajo la advocación de El Salvador y cuenta con el palacio de Camposorio, construido en el siglo XVIII y en el que vivió en su infancia el poeta Ramón de Campoamor.

La Venta, cuyo nombre recuerda la existencia de un establecimiento hostelero situado al lado del camino y que cuenta con cuadra, una gran panera y otras dependencias que dan idea de la categoría que adquirió en otros tiempos, y La Colorada, son los lugares que se encuentran antes de entrar enNavia por el barrio de La Caleya

Navia, situada en el confín occidental de su término municipal,  es otra de las villas creadas en la costa cantábrica por  Alfonso X, en la segunda mitad del siglo XIII. Contó con recinto amurallado al que la ría bordeaba en gran parte de su perímetro y con hospital para enfermos, pasajeros y peregrinos, que estuvo primero bajo la advocación del  Santísimo y de Santa María Magdalena y más tarde bajo la de Santiago.

En los Libros Sacramentales de Difuntos de la parroquia de Santa María de la Barca aparecen numerosos testimonios de peregrinos fallecidos en  el hospital de la villa.

Para continuar su viaje, el peregrino tenía que salvar en barca la ría, circunstancia que recogen todos los viajeros que dejaron relato de su viaje. Así Antonio Lalaing, escribe que el día 1 de marzo de 1502 “pasaron un brazo de mar en la villa llamada Navia”.

En el siglo XVIII, las barcas que hacían el servicio eran propiedad del marqués de Santa Cruz de Castropol y de don Francisco Trelles y el precio que cada viajero debía de pagar era cuatro maravedís y ocho cada caballería.

Ahora el caminante cruza la ria por el puente de la carretera, para llegar a El Espín, ya en el concejo de Coaña, donde hay que girar a la izquierda por una carretera local por la que, tras pasar junto a una gran cruz de Santiago, se alcanza la localidad de Jarrio. Muy cerca, en la parroquia de Santiago de Folgueras, un nuevo hospital de peregrinos dedicado a Santa Ana, jalonaba el camino.

A la salida de Jarrio, en un cruce, la señal indica que hay que seguir de frente, subiendo por carretera que más tarde se deja por un camino a la derecha , para llegar a Cartavio, siempre en ascenso y pisando asfalto.

Su iglesia parroquial de Santa María, fundada probablemente en el siglo IX, parece que en la Edad Media fue monasterio. Conserva una ventana circular calada de época románica  y dos lápidas con inscripciones, una del 976 y otra del siglo XII.

Aquí finalizamos hoy nuestra etapa.