Ballota-Luarca

Continúa llevando el camino el característico perfil costero sin desniveles grandes en su conjunto, pero con cortos  tramos de bajadas y subidas que pueden resultar duros en algún momento.

El más significativo puede ser poco después de salir de Ballota, para bajar hasta el río Cabo y subir después a Tablizo.

 

Hay que seguir pensando, en caso de que en algún lugar falle la señalización, que la antigua carretera  632 es siempre la referencia buena para alcanzar el destino.

 

El pueblo de Ballota, tiene por patrón a San Roque, que se venera en una capilla situada en un monte vecino que se conoce como Pico de San Roque. Actualmente destaca en su paisaje el gran viaducto llamado Dionisio Fierros, en honor de su ilustre hijo.

 

A la salida del pueblo, después de caminar medio kilómetro por la carretera, una senda que sale a la derecha desciende hasta el río Cabo, que marca el límite entre los concejos de Cudillero y Valdés Tras cruzarlo hay que subir de nuevo hacia la aldea de Tablizo.

Estamos salvando la llamada vaguada de Tablizo,  que en los siglos XVI y XVII era un punto mítico entre los peregrinos, ya que el río se salvaba mediante un frágil puente conocido como el “puente que tiembla”, porque ,según escribió Antoine de Lalaing “se tiende sobre un abismo en el que no se pueden asentar pilotes”

 

            Una vez culminada la subida y superada la aldea de Tablizo, el camino se dirige, primero en llano y más tarde en  ligera bajada hacia los lugares de El Ribón, Friera y  después a Cadavedo.

 

            Se disfruta en este tramo de preciosas vistas de la costa en la que alternan los agrestes acantilados con preciosas playas.

 

Hubo en Cadavedo, al menos desde mediados del siglo XVII, un hospital que tenía como misión“el recogimiento de pobres pasajeros y curar otros enfermos”, y que contaba según el Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1752, con una renta anual de cuatrocientos reales de vellón.

 

En el pueblo se celebra todos los años el último domingo de agosto, la conocida fiesta de La Regalina que fue fundada por el Padre Galo en el año 1931.

 

Los festejos en honor de la Virgen de Riégala o de Regla, así conocida por haber sido hallada en el lugar de este nombre, se celebran al aire libre, en un paraje de gran belleza natural, junto a la ermita levantada por el iniciador de la fiesta, en la rasa que domina los acantilados costeros y es una de las más destacadas manifestaciones de asturianía, donde se mezclan la devoción a la Virgen,  con la música el folclore y la cultura tradicionales. La danza prima y la jota de Cadavedo, son bailes obligados.

 

Después de Cadavedo y tras un breve recorrido, primero por la antigua carretera y después por carril secundario que sale a la derecha, se alcanza el lugar de Villademoros, donde se levanta la torre bajomedieval, que ya se menciona en el siglo IX y es objeto de numerosas leyendas, como la que cuenta que fue solar de un caballero llamado Pelagio, contemporáneo de Don Pelayo, al que prestó grandes servicios de armas  en su lucha contra los moros, por lo que le “honró mucho el Rey y le trajo siempre a su servicio”.

 

            Por caminos llanos y sin .grandes dificultades se alcanzan los lugares de Quintana y San Cristóbal y más tarde la aldea de Querúas, localidad que ya pertenece a la parroquia de San Miguel deCanero, a donde se llega tras salir de nuevo a la N 632, que hay que cruzar para seguir  una carretera local que alterna con distintos atajos  antes de alcanzar la citada localidad.

 

Otra vez hay que pisar el asfalto de la vieja carretera y seguirla en dirección a Luarca, para cruzar el río Esva, cosa que los antiguos peregrinos debían de hacer utilizando la lancha que cruzaba el amplio cauce del río, servicio por el que pagaban en el año 1752 dos maravedís por persona y cuatro por cada caballería.

 

La carretera, que se alterna con tramos de senda de tierra, es la forma de alcanzar el pueblo deBarcia, que Fernando II donó a la Orden de Santiago, a quien perteneció hasta la segunda mitad del siglo XVII y donde también hubo hospital de peregrinos.

La parroquia está dedicada a San Sebastián.

El caserío, muy diseminado, casi se confunde con el de Villar, aldea por la que pasa el camino, antes de comenzar el fuerte descenso que llevará al peregrino hasta el centro de Luarca, una de las principales villas marineras de Asturias.