El salvador

En el mismo lugar de Ovetdao en que el rey asturiano Fruela I (757 -768) fundara el primer templo, desvastado enseguida por la incursión musulmana del año 794, levantó su hijo Alfonso II El Casto (791 – 842) una basílica que dedicó al Salvador, con doce altares en honor de los doce Apóstoles.

 

La imagen del titular, preside en la actualidad el templo, desde la hornacina central del magnífico retablo mayor, pero en el brazo meridional del crucero, donde comienza la girola, se conserva la antigua representación de EL SALVADOR, la misma que, en opinión de los expertos, presidió el santuuario principal de la primera catedral ovetense.

 

Se trata de una escultura de piedra caliza blanca, policromada, de 183 cms. de altura, que se eleva sobre una pequeña columna cuyo capitel se adorna con vieiras peregrinas, datada a amediados del siglo XII.

 

Porta en su mano izquierda una esfera ceñida por cintas cruzadas en señal de dominio universal, mientras que eleva la  derecha en actitud de bendecir. Viste túnica roja  ribeteada en oro y manto azul.

 

Ante esta serena imagen se postraron a lo largo de los siglos, millares de peregrinos que llegaban a Oviedo para venerar las Reliquias o hacían parada en la ciudad, con la misma intención, a la ida o regreso de Compostela, porque desde muy antiguo es tradición que «Quien va a Santiago y no va al Salvador, visita al Criado y olvida al Seños»